El Sol Sale Para Todos

…Cuando me arrancó la ropa entre suspiros y jadeos….
…Insistió tanto que tuve que quedar con ella y nos fuimos a San Lorenzo del Escorial…. Quería invitarme a comer para que escribiera sobre el restaurante en el blog….Sobre el restaurante y sobre ella… Quería inspirarme. Quería mis besos y mis palabras. Quería y quería…y al ver su sonrisa al mirarme no pude resistirme… Y yo también la quise.

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(Días antes…)

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….No soy amigo de las videoconferencias… Creo que ya lo dije en una ocasión. Ni siquiera me gusta hablar por teléfono. Pero no se porque esta vez, fui yo quien lo sugirió… Milán está lejos y el chat se me antojaba muy impersonal y la sensación de distancia se acrecentaba sabiéndola allí. 

«Line es una App mucho mejor que otra que usa la mayoría, pero menos conocida en Occidente. En Japón la usan más que ningún otro país. Tal vez porque son más amigos de la intimidad. «

En fin… Estábamos charlando por Line y no pude resistir sugerir usar el vídeo para vernos. 

Pulse sobre el botón y al instante apareció en la pantalla de mi smartphone…allí tumbada en la cama… Recién salida de la ducha con tan solo una toalla recogiendo sus dorados cabellos. 

No conseguía ver nada más que su cara y sus hombros desnudos. Es verdad que también en algún momento pude ver algo más que me hizo dar veracidad a la sensación inicial. Estaba desnuda…

Sus ojos azules casi violetas. Sus labios carnosos y gesticulantes. Sus manos ágiles y femeninas y sus claviculas bien marcadas me excitaban lo suficiente. No necesitaba ver más. Me bastaba con imaginarlo…

Prácticamente no hablamos. Pero su voz y sus gestos denotaban deseo. Y no hay nada que me excite más que sentirme deseado… Mi sexo palpitaba y a voces pedía chupar cámara. Aparecer en pantalla. Mis manos sin teclas que pulsar, estaban libres y querían acudir a su auxilio. No sé si para consolarlo o para reducirlo al estilo dominatrix… 

La conexión wifi de su hotel no era muy buena pero nos dio tiempo para concretar una cita en la monumental ciudad de San Lorenzo del Escorial. Ya usaríamos el vídeo  más adelante…Nos lo prometimos. 
Y es allí, en El Escorial, donde transcurrieron los hechos….
Ya estábamos en su casa. Podía ver una escalera de caracol al fondo que, resultaba muy atractiva. Nos llevó mucho tiempo llegar hasta ella… Mi abrigo descansaba junto al suyo en el suelo. Ya habían sido arrancados entre besos nada más cruzar el umbral de su puerta. Sus labios carnosos prometían otros más carnosos aún. Su legua suave y húmeda, evocaba orgasmos intensos y felinos… En el pasillo, mi jersey y su pañuelo. Sus manos… Siiiii… Sus manos eran ágiles y atrevidas. Sabían dónde ser rápidas y donde lentas. Sabían acariciar y apretar. Masajear y fustigar… En el salón mis pantalones y su vestido… Su lencería no iba a juego. Mejor así… Siempre me ha parecido más sexy… La parte superior no presionaba sobre sus pechos. Señal de que solo escondía y no levantaba. Por detrás, el cierre no quedaba muy elevado. Señal de que sabía elegir la talla… ¿Daría yo la talla? Claro que si… Siempre lo doy todo! 
Los besos nos mantenían conectados sin que pudiéramos evitar chocar con las paredes y con el mobiliario. Ya pensaríamos en los daños colaterales después. En ese momento éramos fuego… Calor en su sexo y calor en el mío. Teníamos la temperatura ideal…para fundirnos en uno.

Su sabor era intenso y dulce. Su olor suave y primaveral. Sus manos pedían a mi cuerpo enlazarse con el suyo. 

Solo a la hora de subir por la escalera tuvimos que separarnos los centímetros necesarios para poder subir sin tropezarnos. Ella iba delante y mis ojos detrás. Cada peldaño que ella avanzaba, podía ver cómo su culito se movía prieto y sexy, dejando ver de vez en cuando el hilo de su tanga. Mi bóxer ya hacía tiempo que se había quedado pequeño, y sabía que irremediablemente acabaría sobre la lámpara de su dormitorio. O tal vez simplemente en el suelo perdiéndose la escena, desde esa pobre situación.

Su cama era inmensa a simple vista. Una cama que no cabría en mi habitación. Pronto descubrí que ni una hectárea habría sido suficiente para contenernos. 

Y fue en ella donde me arranco la ropa que me quedaba entre suspiros y jadeos. 

Allí, los dos desnudos nos prometimos amarnos hasta el amanecer. No más allá. Pero si esa noche, en su totalidad. Toda la noche me la pase diciéndole como la amaba sin darme cuenta de que en realidad la amaba. Toda la noche la pasó gritando mi nombre sin saber que en realidad se quedaría con él, grabado en su corazón. 
Y allí entre suspiros y jadeos, el amor y el placer luchaban por ganar una batalla que terminaría en tablas. Una batalla que terminó esa noche, pero que aún… continuará…

«Podía haber sido verdad y de hecho lo fue aunque me lo esté inventando.» 

Sobre ella no escribiré. No me creeríais. … Pero si sobre el restaurante.  Pero antes…

Agradecer a Marcos Ortega. Un artista Venezolano, de Caracas para más señas por su dibujo que ha realizado a petición mía y de forma totalmente desinteresada. No dejéis de visitar su blog y su instagram. 

https://www.instagram.com/magailustra

https://diariodeundibujante.wordpress.com

 



 El Escorial es un monumento por sí solo. Pero si además le aderezamos con su historia, entonces lo es mucho más. Pero yo no iba para ver el complejo arquitectónico ni sus múltiples museos y tumbas reales. Yo iba a algo más mío. Iba a conocer a la Mía ragazza!!! Iba a comer con ella y el restaurante que nos pillaba más a mano tenía un nombre apetecible. «El Sol Sale Para Todos». 
No podíamos dejar de besarnos mientras esperábamos mesa. No habíamos reservado y no quedó más remedio que esperar. La terraza está abarrotada de gente y tampoco éramos los primeros en la lista de espera. 

De aperitivo, besos… No estaba mal. 

A la pareja que esperaba delante de nosotros no debieron ponerle besos de aperitivo, porque solo gruñían por la larga espera. 

Pensé en darles un poco de lo nuestro, pero hay gente que es muy escrupulosa y asquerosita ¿y si eran de esos….?

No… Mejor yo a lo mío y ellos a lo de nadie. 

Por fin conseguimos sentarnos. Ahora lo difícil iba a ser que alguno de los camareros nos trajera la carta y tomará nota de lo que queríamos tomar. 

Nos entretuvimos con juegos malabares. Mi lengua intentaba guardar el equilibrio en sus labios. Mis manos hacían acrobacias con las suyas. 

Ella ejerció de domadora de leones en un par de ocasiones para que mis rígidos y mis garras no resultaran indecorosas. 

Mis….

Y llegó el camarero…con un sonido de corneta que nos hizo cambiar de tercio. 

   

Nos pusimos en modo «comensales» y pedimos las setas. Un plato de setas variadas para compartir, que por su textura gelatinosa, me recordaban a cierta cosita. 
 

No habíamos terminado aún con las setas cuando llegó el chuleton para dos. Para dos dijo en camarero, pero bien podían haber comido tres o cuatro. Era inmenso. Se suponía que era de buey, aunque yo creo que en realidad lo habían sacado de «Parque Jurásico»

Tengo que decir que estaba un poco nervioso. Yo no…. Él chuleton. Y que el cuchillo parecía incapaz de cortar en alguna ocasión. De sabor muy bueno. Pero acabamos con dolor en las manos. 

Dudamos si pedir postre o no. Pero era más por gula que otra cosa porque estábamos llenos y luego había que ir a su casa a vivir una bonita historia…Pero eso creo que ya lo he contado. 

«El Sol Sale Para Todos»

Normalito

Plaza Constitución 9, San Lorenzo de El Escorial, 

Madrid, España.

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