El desayuno es el mejor momento del día.
«El café está listo» dices en tono burlón.
Adormilado aun, bajo las escaleras y voy siguiendo el aroma… Una mezcla entre el café y tú olor tras la ducha.
Llego a la cocina y te veo de puntillas con el pubis apoyado en la encimera y tus manos buscando unas tazas en el mueble superior… Qué bonita visión… Tu pijama deja que mi imaginación crezca al acercarme y no puedo evitar arrodillarme tras de ti…
Mis manos convierten tu pantalón en calcetines al tiempo que mi boca,…, mi nariz,…,mi cabeza…se pierden en tus sabores mientras mi lengua comienza a desayunarte… Uhmmmm como me gusta notar que pierdes el ritmo de tu respiración… Como me gusta notar cómo se te acelera el pulso y te tiemblan las manos mientras van deslizándose hasta el fondo de la encimera.
Cuantos sabores y cuantas texturas tienen tus desayunos…
Con ansias y al ritmo de la música de Prince, bailo funky entre tus carnes exprimiendo el jugo salado y con toques ácidos que siempre tienes para mí.
Vas haciéndole los coros a la canción con cada uno de tus jadeos…al tiempo que bebiendo de ti, chapoteo en tu sexofón.
La canción se termina pero la música sigue sonando.
Las tostadas saltan abrasadas.
La mermelada saluda frente a la mantequilla.
El tomate recién rayado espera en su cuenco junto al aceite y los frutos secos.
El café se va enfriando sobre la encimera.
Me incorporo… Quiero hacer sonar al clarinete usándolo al son de la percusión de mis caderas.
Me incorporo y la acaricio mientras bajo mi pantalón.
Y al oído la susurro…
.
«Lo tenías todo listo para desayunar, cielo»
✨
«Todo menos la leche, mi niño»
✨
«No te preocupes cariño…De eso, entonces, me encargo yo»
Podía haber sido verdad y de hecho lo fue aunque me lo esté inventando.
A tan solo una jornada de distancia se encontraba de mi. A tan solo una jornada usando los métodos de locomoción del imperio romano. Pero tras consultarlo con mi gato, decidí subirme en la cápsula de transporte vertical y acceder así a la máquina del tiempo que guardo en el sótano.
Programe las coordenadas de su casa y me acomode para disfrutar del viaje de tan solo 35 minutos. Si Trajano levantara la cabeza…
Llegue antes de la hora acordada. Maldito trasto, va demasiado deprisa.
Pero no tuve que esperar demasiado…Justo cuando el cuco de mi reloj empezaba a sacar la cabeza, apareció Ella en su carroza japonesa.
Lucia un deslumbrante vestido negro, zapatos de cenicienta recién restaurados y un sombrero que realzaba su mirada.
El abrigo negro y gris estilizaba aún más su figura. Sus pantorrillas… Sus rodillas… Uhmmmm que maravilloso potencial.!!!
Aparcó su carroza en el porche de su palacio y subidos en mi coche, tomamos rumbo a Guadarrama, un pueblo de la sierra de Madrid en el que Ella había reservado una mesa íntima para cenar.
Llovía…Por primera vez en meses, llovía… Uhmmmm… La noche prometía ser humeda…
Llegamos al Mesón la Torre sin retrasos. En sus alrededores el olor a leña no era muy intenso pero si perceptible y junto con el olor a lluvia, hacía que mis sentidos se agudizarán para poder disfrutar de cada sensación. Disfrutar con Ella.
En la barra, pedimos unas copas de Albariño, vino blanco gallego, y nos dirigimos cargados con ellas a la mesa asignada. La más alejada del bullicio de la gente de la entrada. Una mesa tan intima y tan silenciosa que me dio miedo que se escucharán demasiado los latidos de mi corazón. Yo, que presumo de no tenerlo.
El camarero nos ofreció las cartas en la que había cuatro apartados bien diferenciados… Tardamos en elegir el primer plato porque aunque yo sabía qué era lo que Ella prefería, no quería ser yo quien lo nombrara.
Finalmente elegimos por consenso y unanimidad con la intermediación del camarero…»Mollejas a la Plancha»… Le estoy cogiendo yo el gusto a esto de la casqueria.
El sabor era potente. Nada de sabores delicados para paladares delicados. Pero como no hay que volverse rudo de la noche a la mañana, con delicadeza, fui pinchando cada trocito, de uno en uno y de uno en uno los iba saboreando mientras veía como los ojos de Ella brillaban con cada pedacito en su boca.
Mientras hablábamos de ciertas vibraciones internas que se sienten muy adentro y de lo divertido que es cuando se sienten desde fuera, apareció el camarero con los platos principales. 300grs de «Lomo de Vaca Madurada». Y «Chipirones con Yuca y Remolacha»
Fueron dos platos que también compartimos y que no decepcionaron en absoluto. La carne estaba exquisita y la yuca teñida daba al plato de mar una decoración floral.
Con tanta cantidad, una vez más tuve que perdonar el postre y nos decantamos por un café para contrarrestar el efecto del vino.
Entre risas y promesas que cumplir antes de dormir, llegamos a su casa, donde las risas continuaron y las promesas se cumplieron… Tocaba dormir. Estaba deseando que amaneciera y cumplir la única promesa que se había quedado en el aire. Pero eso sería durante el desayuno….
Mesón la Torre
58€ Con botella de vino incluida.
Calle de Cervantes, 1
Guadarrama, Madrid
España
Un lugar muy recomendable.
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Todas las fotografías por Rosaluma excepto donde lo indique.