Cuando ella se va…!
Nunca cierra los ojos.
Cuando ella se va…!
No deja lugar a dudas.
Justo antes de irse…!
Llega el silencio previo a la explosión.
Justo antes de irse…!
No… No deja lugar a dudas.
En el momento en que se viene…!
El calor es abrasador.
En el momento en que se viene…!
Me quemo en su placer.
Me gusta sentirme el único que la hace correr.
Ven…Ven…Ven…
Si, Niña…hazlo ahora…ven…quiero verte correr.
Mírame… Mírate…
Cuando ella vuela hacia mi…!
Cuando ella se va…!
Cuando ella se viene…!
Y corre hacia mi…!
Haciéndo el amor, alguna lágrima se le escapa
Me hipnotiza…
Haciéndo el amor, sus ojos se humedecen.
Uhmmm… Que sexy…
Haciéndo el amor, me abraza.
Y como una revelación…
Me veo…haciéndola el amor,… Y somos…una obra de arte….
Y es que hacerla correr, me deja…
Exhausto, pero con fuerzas para mover montañas…
Cuando ella se va…
Y sus labios se encharcan…
Cuando ella se va… Y sus mejillas se inundan de calor…
Le diría cosas tan bonitas… Le diría que la amo con poesías…
¿Pero como estar a la altura de las suyas?…cuando me dice…
«Cada día contigo parece ser el mejor…hasta que llega el siguiente día y lo supera»
«Mi niño loco…. Loco te conocí, loco me enamoraste… Loca me volviste»
«Podía haber sido verdad y de hecho lo fue, aunque me lo esté inventando.»
Quiero agradecer afectuosamente a Silvia Sala Franca por haber accedido a colaborar con Placeroral. Suyas son las fotografías que encabezan esta entrada, incluida la portada. Os invito a visitar su blog (click aqui), que ademas de fotografías increibles, contiene poesias fruto de su sensual y enorme creatividad.
La Darsena es tal vez el mejor restaurante de Suances. Por alguna extraña razón, las fotos que hice durante la cena, se quedaron en el fondo del carrete de mi smartphone. Estuve en esa localidad Cantabra hace ya seis meses y aunque recuerdo perfectamente cada instante que pase en el restaurante, he decidido inventarme una historia para ir explicando lo que allí comí. Esta aclaración la hago porque hay gente que se lo cree todo (Entre los que me incluyo) y quiero dejar claro que los platos son reales pero la historia no. Por increíble que parezca, no fue eso lo que ocurrió.
Entre en la App de contactos decidido a darme de baja. Eran demasiadas citas ya. Todo se estaba empezando a frivolizar. Yo empezaba a ser un tempano de hielo y ya todo me valía. Daba igual como fuesen. Lo que me importaba en ese momento era no repetir nombre. Ya tenía Montse, Carmen, Ana, Diana, Conchi, Patricia, Virginia, Monica, Sara, Azucena, Rosa, Maite, Natasha, Vanessa, Zoe, y un largo etcétera…. Se me había antojado una Cristina. No se la razón tal vez porque había quedado con dos y no me habían gustado. Había que solucionarlo.
Mire la App y enseguida fueron apareciendo Cristinas y entre ellas una que no se llamaba así pero que aparecía en la foto de perfil con un pájaro de vivos colores en su hombro.
¿Quién podía aparecer así en una foto de una app de contactos? Solo una loca. Y me encantan las locas.
Así que ni corto ni perezoso evoque su cuerpo y lo extraje de la pantalla del teléfono materializandolo ante mi… La besé y la pregunté si quería comer antes de ser comida.
Su sonrisa fue tan viva y natural que no pude evitar cogerla de la mano y llevarla a La Darsena.
Allí sin dejar de besarla en ningún momento, decidimos, que aunque estábamos en un buen restaurante, mejor pedir tapas al estilo taberna. No nos apetecía una paella al estilo santanderino, ni marisco del Cantábrico. Mejor algo ligero para poder después continuar recorriendo la noche, livianos y ágiles.
De primero, «Croquetas de Bacalao con Almejas a la Marinera». Un buen bocado para comenzar.
Las croquetas eran realmente de bacalao. Mucho bacalao. Exquisitas. Además el sabor de la salsa y el hecho de comer las almejas con las manos, hacia del plato un acto de degustación muy sensual.
La preciosa mujer que tenía ante mi conseguía además excitar mi cuerpo, al verla como se mojaba los labios con la cerveza. Su pelo ondulado parecía recién peinado por una profesional. Sus ojos azules como el cielo y su escote ligero y sugerente acompañaban muy bien a su sonrisa.
Sus uñas pintadas de color turquesa añadían un efecto de joyería a sus manos. Uhmmmm… Estaba deseando ser acariciado por ellas!!
Mientras hablábamos y comíamos, mi imaginación voló….
Hacíamos el amor en el umbral de la puerta de una casa llena de colores. Con el piar de su pajarito de colores como hilo musical. Un encuentro fugaz. Tan solo un momento lleno de pasión y lujuria en el que los dos disfrutamos al máximo. De pie contra la pared del pasillo. A medio desnudar. Tan solo con la ropa que no estorbaba para gozarnos a tope.
Seguimos degustándolo las almejas una a una. Las croquetas una a una. Y sus besos… Los deseaba uno a uno.
Otra vez mi imaginación retomó el vuelo. Ahora era en una cama grande con un cabecero de forja y un baúl a los pies… Las sabanas parecían de nube y el colchón el paraíso. Sus besos se materializaron en la mesa del restaurante al tiempo que sus manos acariciaban mi pierna.
«Cuéntame… A que te dedicas?» Me preguntó
«Soy un viva la virgen» le dije. «Un simple vividor» continúe.
«Llévame contigo» me dijo sonriendo.
Y tras pedir unos «Calamares» que estaban en su punto de sal, y que recomendaría a cualquiera que visite La Darsena, la abracé y por arte de magia, la lleve hasta mi dormitorio, en Madrid, donde le presenté a mi gato y desenfrenadamente gozamos el uno del otro. Su sabor salado como el mar y su olor fresco como el de un jardín de un palacio real, consiguieron que mi placer se equiparará al suyo. Lo di todo mientras pensaba que ojalá nunca más volviera a meterse en la pantalla de mi teléfono a través de esa app de contactos. La quería solo para mí.
Y en ello estoy. Intentando amarla como nunca he amado. Consiguiendo sin esfuerzo, amarla como nunca he amado.
La Darsena.
Calle El Muelle, 23
Suances, Cantabria. España
Un lugar donde enamorarse si vas con una persona superextraenamorizable!!! Aunque solo la lleves en tu cabeza.
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