Mama Inés 

«Nos llevamos bien… Quizás si, tendríamos que pensar en enrollarnos algún día…!»

En términos relativos, no hacía tanto tiempo que no nos veíamos. Pero para mí, era una eternidad.

Cuando esa noche, me invitaste a visitarte, se me erizó la piel.

Abriste la puerta en silencio y me besaste con esa sonrisa que me enamoró. Abriste la puerta y lo primero que entró, fue mi corazón.

Vi tu cama y solo pude imaginar… 

Vi tu silueta y solo pude imaginar…

Tu edredón me llamaba. Tu cuerpo me excitaba.

Te desnudé con la mirada y besé tus pechos, pequeños y jugosos. Te desnudé con mis manos y te besé donde no te llegas, sin quitarte la ropa interior.

Mi sexo pedía a gritos follarte!!!

Tu cama parecía no conocerme y puso los pies en la cabeza y la cabeza a los pies.

Me deshice de la ropa que nos quedaba y te empuje sobre ella.

Quería devorarte. Comerte y degustarte. Robarte todo el placer que fuera capaz y mi lengua comenzó a disfrutar…A disfrutarte.

Me encantó que la tuya también quisiera y que me dieras la vuelta dejándome boca arriba.

Lamí y lamí, mientras tus labios me abrazaban… Lamiéndome también.

Tus mulos abrigaban mi cabeza mientras la tuya se movía con soltura y frenesí. … Dios!!!! Que placer!!!

Robándote hasta cuatro orgasmos mi boca libaba miel… Saboreaba tus esencias mientras te retorcías y me apretabas hasta dejarme sin respiración.

Tu edredón blanco y con estampados de colores era ya un revoltijo irreconocible.

Exhausto me deje hacer. Ahora era mi jugo el que debía darte y me concentré en ello.

Deje que tus manos bailaran como se baila en un «pole»… Arriba y abajo… Apretando con fuerza y delicadeza…

El placer me llegaba a ráfagas… Parecía querer explotar y de repente llegaba la calma para volver hasta el umbral del orgasmo. Una y otra vez. Hasta que traspase los límites y no pude contenerme.

Fue maravilloso notar como mi espalda se arqueaba, como mi garganta se secaba en un grito contenido de placer.

Pero fue más excitante aún, notar tus ansias porque nada se derramara. Porque todo, te alimentará.

Fue maravilloso verte relamerte y mirarme a los ojos mientras me decías… Uhmmm… Qué rico!!! Al tiempo que me besabas para compartir plato!!!

Todo lo imaginé mientras llamaba al timbre de tu puerta. Todo lo viví al traspasarla.

Quiero volver a verte. ¿Cuándo volverás a invitarme?

 

 

 

 

Podía haber sido verdad y de hecho lo fue, aunque me lo esté inventando.


Y tras una noche de fiesta, lo mejor es un buen desayuno.
En Chueca, en la calle Hortaleza, esta «Mama Inés». Un café en el que la mayoría de los presentes son gays. Un café, en el que se respira sosiego y creatividad. Bailarines, pintores, escritores, actores y masajistas, se nutren y charlan aquí mientras toman un café y una barrita de pan con aceite y tomate.


No me gusta desentonar y además de pequeño, mi abuela me enseñó que «allá donde fueres haz lo que vieres» y como además, me encanta el pan con tomate y aceite del bueno, pues esa fue mi elección.

El café además es de calidad y para más disfrute, las paredes estaban decoradas con obras pintadas por algún pintor que está empezando. Lo digo por el precio que rondaba entre los 300 y 700€.

Desgraciadamente no hice fotos, así que tendréis que pasar a verlas para decidir si os lo lleváis a casa o no.
Café Mama Inés 

Calle Hortaleza 22

Madrid, España 
Un sitio con encanto.

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Foto de portada, por Marmayan. 

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Ayala Japón 

Gracias.

Gracias a ti… Siempre a ti.
Dedicado a ti que me lees con una sonrisa en tu rostro, incluso antes de empezar a leer.
Dedicado a ti. A quien busco excitar y emocionar.
Dedicado a ti. Que eres mi castillo… Castillo que voy a cuidar. No dejaré que se acumule polvo en tu foso… No me confiare, puesto que no quiero luchar contra otros caballeros…quiero que no se atrevan ni a acercarse. Que te vean inexpugnable… No debo confiarme, o lo notarán… y atacaran.

Tuyas son mis noches y mis anhelos. Míos son tus sueños. Míos, siempre míos. Allá donde tus sueños te lleven, me hallarás. Te los robare con cada amanecer, para que no puedas recordar lo bien que me amaste y tengas que volver a soñarlo. Quiero tenerte siempre con ansias de amarme. Que quieras soñar que me amas y me ames para soñarme. 
Creía tener los celos desterrados de mi cabeza. Pensaba que por fin me había vuelto inmune a ese devastador sentimiento. Hay quien dice que es un síntoma de amor. Que cuando se sienten celos es porque la otra persona te importa. No… No estoy de acuerdo. Más bien creo que es síntoma de inseguridad en uno mismo. Síntoma de sentimiento de propiedad indebida, de intento de manipulación. No… No los quiero en mi vida. 

Eras libre antes de entrar en mis pensamientos, antes de entrar en mi vida, antes de que empezaras a leerme. Y así,… Libre quiero que sigas.

Quiero disfrutar de tu compañía, no de tus ausencias. Quiero que me ames cuando estés conmigo. Cuando no estés conmigo… Que más da lo que hagas? 

No te conformes con escribirme mil, «te quiero»… De poco sirven comparados con un «te amo» susurrado mientras hacemos el amor.

En cambio, un beso, un abrazo, un orgasmo… Sentir tu deseo, tu mirada, ver tu sonrisa… Eso… Me mantiene enamorado.

Hace poco pensaba… «estar a régimen, no quiere decir que no pueda mirar el menú»

Pensaba que la fidelidad consistía en desear a otras, pero no saborearlas.

Ahora me he dado cuenta de que cuando se disfruta y sé sale satisfecho,… Los demás menús, se vuelven invisibles.

Tu…niña…si, tú!!…que me lees cada semana… Tu, eres la que hace que siga escribiendo. La que hace que bulla esta cabecita Mía. 

Tu… La que me excita y emociona.

Gracias.

Gracias a ti… Siempre a ti.

 

Podía haber sido verdad y de hecho lo fue, aunque me lo esté inventando. 

En la calle Ayala. En la misma calle que el restaurante mexicano Tepic, se encuentra este genial restaurante. 

Cocina japonesa, japonesa. Y digo japonesa, por qué es japonesa.

Hace unos días una amiga me decía que había comido en un japonés y que no le había gustado. Decía, que no entendía cómo era posible que estuvieran de moda. Que el olor tan fuerte del pescado le dio náuseas.

Cuando me dijo de que sitio hablaba, lo entendí todo. 

Un japonés es un japonés. Un chino, es un chino. Un asiático, es un chino. Un sushitapper, es un chino. Y así sucesivamente…😇

Ayala Japón es japonés. Y como buen japonés, dispone de carta y además, tiene cuatro diferentes menús. Elegimos el menú ejecutivo 2…

Como en cualquier restaurante japonés que se precie, mientras te preparan los platos, siempre tienen el detalle de invitarte a degustar un delicioso aperitivo para que la bebida no se suba a la cabeza. Personalmente, estoy enamorado de la Kirin Ichiban, Kirin para los amigos.

    

No tardaron mucho en servir el «Maki Variado» que incluía salmón y atún… Y como no, abundante wasabi y genjibre.

La explosión de sabores que siento cuando como Maki o sashimi, me hace siempre querer vaciar el salón de comensales y camareros y convertir la cena en una orgia de sabores y sexo…. Uisssss… Lo que se me acaba de ocurrir… Para otro post!! ( esta cabecita Mía)
  

Aún no había terminado de disfrutar del Maki, cuando sirvieron la «Tempura de Verdura».

Algo que agradecí, ya que así, y para que no se enfriara, comencé a comerla reservando un poco de atún rojo para después.

La Tempura es algo tan sencillo de preparar y tan delicioso al mismo tiempo…Harina, agua fría, aceite a la temperatura adecuada, unos 170ºC  aproximadamente, y a disfrutar de su crujiente sensación en el paladar. Todas sus vitaminas intactas. Todo su sabor y sus jugos. Un placer oral… 
  

Tras el Maki y la Tempura, llegó el plato de «Gyoza Crujiente». Empanadillas que a mí, personalmente me gustan más de aperitivo que como plato de «transición». Deliciosas y sabrosas. El baño en soja debe ser muy breve y superficial o perderán sabor.
  

Después de pasta, pescado y verdura, tocaba carne. El menú elegido tenía todos esos ingrediente. Y ahora le tocaba al » Buey Teriyaki »

No soy muy aficionado a la cocina realizada en Wok, pero reconozco que las verduras en un Wok quedan dé rechupete. Si se sabe usar el Wok, claro. Yo no puedo usarlo en casa. Con vitrocerámica o inducción no se puede. Y quien diga lo contrario solo demuestra no saber usar un Wok. Que alguien me corrija si me equivoco, pero en un Wok se cocina en las paredes del mismo y no en el fondo. 😋

  

Tan solo nos faltaba el postre. Los japoneses no suelen tener chocolate para el postre. Es algo curioso, porque son grandes aficionados a las chocolatinas. Incluso tienen los famosos Kit Kat con sabor a tea verde, wasabi, judías rojas, boniato, Chile picante….Pero como postre, es difícil de ver.

De todas formas un tea verde japonés y un helado de mango, no son para despreciar.

  

Pagamos los 15€ por comensal reglamentarios y nos fuimos a cepillarnos los dientes. Y a otra cosa, mariposa.
Ayala Japón. Un imprescindible entre los japoneses de Madrid. Un lugar donde tener un orgasmo con suspiro final. Súper recomendable 
 
Ayala Japón.

C/ Ayala 67, Madrid

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Portada de Marmayan. 

© 2015 Rosaluma todos los derechos reservados 

Kokoro

Definitivamente me gusta…

 Me gusta la rubia. Lo confieso… 

Y si… Soy promiscuo. He podido disfrutar de toda la paleta de colores. 

He tenido suerte… Con todas he disfrutado… Con todas he cerrado los ojos para saborearlas mejor.

 A ninguna he sido fiel. 

Pero mi rubia… Uhmmm… 

Dorada.. Color Oro.. Brillante… 

Las otras… Para un rato están bien…!!

Las más oscuras,…, llegando casi al negro 

y las de tonos rojizos tan de moda o granate «cereza» no están mal… 

Resultan muy atractivas. Lo diferente, siempre lo es. 

No puedo engañarme… También me gustan. 

Pero para un rato… 

Para una o dos veces seguidas. 

Si repito más… Termino cansándome. Donde esté una rubia…!!!!

Con mi rubia puedo pasar buenos momentos… Buenos y refrescantes!!!

Con mi rubia puedo experimentar nuevas sensaciones. Nuevos matices. 

Nunca dice no a nada. 

No tiene miedo. Su autoestima es poderosa. Sabe que aunque no la sea siempre fiel, al final volveré a ella 

Mis labios querrán volver a mojarse en ella

Mi lengua querrá jugar con sus sabores… Todos ellos… Uhmmm

Mi cuerpo cambiara de temperatura.

Puedo gozar de ella a solas, o en compañía. Puedo gozar de ella y emborracharme con su esencia… Con su burbujeante erotismo. !!

A veces he probado a disfrutarla no solo a ella. Ella y más al mismo tiempo. Pero ella siempre lleva la voz cantante…Ella me desinhibe. Ella me pone contento. Ella es la mejor. Ella…

La rubia… Es la que me pone a tono. 

En verano y en invierno…

Sola… Con limón… Con gaseosa…

Mi cerveza rubia es la mejor. 

  

Podía haber sido verdad y de hecho lo fue, aunque me lo esté inventando

En uno de los barrios con los restaurantes más caros de Madrid, se encuentra Kokoro. Un pequeño restaurante japonés.

Un lugar sin pretensiones decorativas. Sin otra intención que servir buena y verdadera comida japonesa. Afirmación que queda confirmada al comprobar que la mayoría de la clientela es nipona.

Una vez más Fury-chan fue mi anfitriona y quien me llevo de la mano hasta Kokoro. Pero esta vez pague yo. Ainssss… No iba a pagar siempre ella.
  

Ella quería que comiéramos empanadillas japonesas (gyoza), verduras variadas a la plancha (Yasai Teppan-yaki) y cangrejo con huevo sobre arroz (Kanitji Don), pero yo no puedo ir a un restaurante japonés y no comer Maki y Sushi.

Mientras esperábamos los primeros platos y degustabamos una cerveza rubia japonesa. Una Kirin. 
   

Enseguida llego el camarero con un aperitivo de Takoyaki, una especie de buñuelos hechos con harina, huevo, agua y rellenos de pulpo. Según http://www.hattori-hanzo.com muy típicos en Osaka.

Me sorprendieron muy gratamente. Riquísimos.
  

Después y a su debido tiempo llegaron los primero platos. Ensalada de Tofu y Misoshiru (sopa de miso). La sopa casi nunca decepciona, y tampoco lo hace en Tokoro. La ensalada de Tofu resulta suave al paladar y abre el apetito.

  

Y por fin los segundo… El sushi y el Maki. Mis preferidos.

Maguro o atún rojo, pez mantequilla, salmón, gamba dulce y anguila o unagui para el sushi. 

Maguro, salmón y aguacate para el maki. Riquísimo. Que puedo decir…. Repetiré restaurante. ¿Quién me acompaña?

    

Dimos buena cuenta del wasabi… Ya se… No hay que abusar para dar solo aroma y no restar sabor al pescado, pero me excita tanto… 
  

Menos mal que el tea verde consiguió relajarme. Las teteras son del mismo tamaño para una mesa de dos personas que para una mesa de seis. Por lo que pude rellenar mi taza varias veces.
 

De postre… Helado de chocolate. Tal vez lo mas flojo del menú. Porque todo lo descrito aquí eran platos elegidos del menú del día. En la carta había muchos más postres.

Pero a la carta ya me invitara alguien. Eso espero.

KOKORO en Tripadvisor Click aquí

Web de KOKORO Click aquí. 

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L’Artisan Furansu 

Nunca he escuchado a los vecinos de arriba. Jamás. Hasta hoy. Precisamente cuando te tengo delante de mi, mirándome en silencio.
Nos reímos con una risita apagada y nerviosa. Te miro. Me miras. Bajas la cabeza… solo un instante, te busco, busco ese pez del que me hablaste, cálido, huidizo… Abro los ojos y ahí está, como tú decías, el cíclope de Cortázar. 
De repente lo siento, agudo como una punta de lanza, veloz como una culebra; ¿dónde se fue el olor a fruta madura? Yo solo siento las brasas del infierno. Desconcertado busco tus ojos. No llego a verlos. Un intenso dolor en el labio me hace despertar del trance, y allí estás, gorgona Medusa, respirando los vapores del Hades, traspasando mi cerebro con tus ojos en llamas…  

Fotografía de. upload.wikimedia.org

 De nada me servirá el escudo de Teseo. Intento dominar a las serpientes que me atacan y se esconden, noto el veneno inundando mi cuello, mi cabeza, mis brazos, mis brazos…. Con ellos sujeto los tuyos, con fuerza, y vuelvo a mirarte, furibunda… Correré el riesgo de convertirme en piedra… Pero no dejaré de mirarte… Silencio. Poco a poco el brillo terrible se apaga. La respiración se normaliza. Medusa se hunde poco a poco en su caverna. La tensión desaparece, por completo. Noto tu cuerpo inerte bajo el mío. Te miro. Me miras. Me miras con ojos vacíos y la boca entreabierta.  

fotografía de hoyesarte.com

 
Soy Teseo. Reclamo mi victoria. Porque ese triunfo mio no es sino tuyo, que has sabido llevarme del juego de niños con tiza y piedra a los mitos griegos tan antiguos como el fuego… fuego casi apagado, enanas blancas en tus ojos vacíos… 
Soy Teseo, y creo ver una sonrisa en esa boca entreabierta...

Texto original de Aker H. En desinteresada colaboración con Placeroral.

Tras cerrar el libro que estaba leyendo sobre Teseo, salí por la puerta norte de la estación de Shinjuku. La estación es la mas grande del mundo con un tránsito de gente de más de dos millones cada día. 

Tenía miedo a llegar tarde a la cita y había comenzado a ducharme dos horas antes. Una ducha antes de una cita es casi como una ceremonia. Siempre comienzo por rasurarme la cabeza. El poco pelo que aún queda en ella pide a gritos hacerlo desaparecer. La vibración de la maquina sobre mi cabeza me produce sensaciones placenteras. Es como una caricia recorriendo mi nuca, como la de unos dedos acariciandome, junto a las orejas. 

Pienso en Anaidari y sin dudarlo, le escribo un mensaje.

💬Rosaluma✨» Kon-nichiwa Anaidari (buenas tardes), solo dos horas mas y cenamos juntos.»

Abro el agua caliente de la ducha y la dejo correr. Busco una maquinilla de afeitar nueva y entro en la ducha. 

Aquí pasare un buen rato. Bajo el agua caliente me siento bien….me siento con la inspiración suficiente como para rasurar arriba y abajo. Con sumo cuidado abajo. Con sumo cuidado arriba.

Las maquinillas de afeitar japonesas no terminan de gustarme y me hacen ser mas precavido. 

Por fin he conseguido vestirme. 

Entre prenda y prenda no he dejado de mirar el movil. Por fin llega su mensaje.

💬Anaidari💠  «que un hombre entre en la ducha antes que yo, solo puede significar una cosa. Que llego tarde»

Al  salir del hotel Gracery Shinjuku en el barrio de Kabukicho, famoso por ser el que da cobijo al barrio rojo de Tokio, no pude evitar sentirme nervioso. Se acercaba el momento tan deseado. Conocer en persona a la chica de las estrellas. ..

Nos habíamos citado en un restaurante que «fusiona» cocina francesa y japonesa. Algo fuera de los estándares turísticos.  

Tras cruzar varias calles  y transitar por sus aceras alucinando con el barrio rojo y con el erotismo que emana de cada tubo de neón y de cada luminoso led, decidí no esperar en la puerta del restaurante y sin saber mas de dos palabras en japonés, me dirigí a los camareros.  

 

«Konbanwa«. Dije. O eso al menos intenté (buenas noches) 

«Watashi wa 2tsu no yoyaku o motte imasu, namae ni Anaidari.» (Tengo una reserva para dos personas a nombre de Anaidari). Me lo había aprendido de memoria sabiendo ya, que llegaría antes que ella al restaurante.

Me senté en un taburete en la barra, desde donde podía ver la calle. Intentaba mirar a cada chica que por un segundo aparecía ante mi vista a través de la hoja de cristal de la puerta. 

Ninguna se parecía a las fotos que Anaidari me había enviado al movil. Solo sabia que llevaría ,casi seguro… un vestido azul. 

Ya tenía a medio beber mi cerveza Kirin cuando su sonrisa me miro desde la calle y sus ojos me sonrieron…. No supe que hacer… ¿Acercarme a la puerta?… ¿Esperar a que entrara?… ¿Soltar la cerveza?…  ¿Saludarla con ella en la mano?… Mientras decidía,… ella ya había entrado, ya había dicho mi nombre y esperaba mis besos. 

No se si llegué a decir «estas preciosa» pero lo pensé. De eso estoy seguro.  

 Anaidari no es una chica de revista… Es mejor que eso.!! No es una chica con las medidas supuestamente perfectas,..Pero si deliciosas. Y tiene ángel. Tiene algo que hizo que la música del restaurante se apagara en mis oídos. Algo que me hacía temblar. Algo que me paralizaba y me excitaba al mismo tiempo. 

Todo a mi alrededor desapareció. Solo su cara, sus ojos, sus labios, sus hombros y el dibujo de sus pequeños pechos existían para mi.  

 La carta que el camarero había dejado sobre las mesas en algún momento que no acerté a observar. También era invisible para mi. 

Finalmente nos decidimos y comunicamos al camarero nuestra elección. 

Teníamos los platos ante nosotros y los palillos entre nuestros dedos. Como si del baile mas sensual se tratase, íbamos llevando la comida a nuestros labios. Yo debía estar haciéndolo también porque en mi plato había cada vez menos Tartare de Chicharro, jengibre y caviar de berenjena.  Pero no era consciente de mis movimientos. Toda mi atención, tanto la consciente como la inconsciente estaban puestas en el parpadeo de Anaidari. En su parpadeo mientras hablaba y masticaba.  

 El plato estaba delicioso. El sésamo y el caviar de berenjena acompañan muy bien al Chicharro. Muy recomendable. 

Habíamos pedido también atún que tardaba en llegar. A mi no me importaba. No tenía ninguna prisa. Todo lo contrario. No quería que la noche acabara nunca. 

Mientras seguíamos hablando, mi imaginación ya empezaba a funcionar y las sabanas blancas hacían su entrada en ella. Sábanas blancas casi tan blancas como la piel de Anaidari, casi tan blancas como su ropa interior. 

Intente centrarme en la cena, en lo que me decía. Quería memorizar cada palabra pronunciada, cada movimiento de sus labios. Quería poder revivir en sueños cada sensación con ella… Pero… Era su lencería la que veía. Miraba sus ojos y veía la lencería azul. Sus labios… Y todo se volvía rosa. Su piel… Miraba su piel y entonces imaginaba su lencería por el suelo. 

Procuré concentrarme en el Maguro (atún rojo). Pero era demasiado rojo como para no seguir imaginando. 

  

Okra y Ñame rallado o Natto con Sashimi de Atún. 

Este plato nos hizo hablar de el. Y gracias a eso mi concupiscente cerebro se relajó un poco. Anaidari lo definió muy bien. «Los ingredientes no se hablan. No tienen nada que contarse el uno al otro. Ni las texturas. Y se nota «. Terminamos por comernos solo el Atún y no con demasiado entusiasmo. Este plato es muy mejorable. 

  

Maki de Atún, Salmón, Corvina y guacamole. 

Decidimos dejar los demás ingredientes que afeaban al atún y terminar con el Maki. Comenzamos a jugar con el wasabi y la salsa de soja, pero pronto suprimimos tanto el guacamole como la soja para hacerlo solo con el wasabi. 

El Maki no necesitaba de más. Cada Maki llevaba los tres pescados. Personalmente prefiero un sabor en cada Maki. Me gusta mucho más poder saborear el atún, después el salmón y luego la corvina. Los tríos nunca han sido lo mío. 

  

Había que pedir los postres. Yo tenía clara que palabra debía salir de boca del camarero. Lo que no sabia era que elegiría Anaidari.

Ella se decantó por el Mascarpone y dulce de leche en dos temperaturas. Yo podía haber pedido lo mismo pero cuando el camarero nombró el bizcocho caliente de chocolate con helado de vainilla… No pude resistirme.

Mientras comíamos cada postre, no podía dejar de pensar en como sabrían los labios de Anaidari.

Deseaba terminar mi chocolate y salir del restaurante para besarla. Quería sentir su cuerpo. Quería notar sus pechos contra mi… Sus manos acariciandome.. Quería su aliento en mi boca… Sus gemidos parecían recorrer ya mi cuerpo….Me imaginaba buscando sus placeres por encima de la ropa. Sintiendo cada centímetro de su piel…
  

… No pude resistirme… No…. No al ver su cuello… Al ver esa vena que se hinchaba y serpenteaba desde su oreja a su clavícula… No debí hacerlo… Pero no pude resistirme… 

Me lance hacia ella… Con una mano la sujete suavemente del hombro… Con la otra… Inmovilice su cabeza acariciandole la nuca… Y no… No pude resistirme… Primero mis labios y después mi lengua recorrieron todo su cuello. Saboreando su perfume. Degustando su sudor. Chupando… Lamiendo… Chupando… Chupando… 

Y ella gimió… Gimió de placer. Momento que aproveche para clavarle mis colmillos y gritar de placer mientras absorbía el amor que llevaba dentro. El que tanto necesito.

Podía haber pasado en Tokio. Pero ocurrió en Madrid. España.

En el barrio de las letras. Calle Ventura de la Vega,15

L’Artisan Furansu Kitchen en Tripadvisor 

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