Pulpería Vilalua

¿Como iba a hacer tantos kilómetros para conocerla?…

Ni que estuviera necesitado…

Tenía más amantes de las que podía atender, pero algo me empujaba a querer verla.
Las fotos que había visto en el chat me excitaban muchísimo. Sus ojos,…,sus labios,…,su forma de vestir…

Su forma de expresarse me resultaba muy sexy. Cada palabra que ella escribía y que yo leía, me hacía entrar en calor… Subían mi temperatura.
En fin… Me subí en el coche y me dispuse a recorrer los kilómetros que nos separaban con la firme intención de al menos pasar un buen rato… Pero… Sabía que no sólo iba a ser diversión por diversión.

Sabía que me enamoraría.

Sabía que no podría evitarlo.

Sabía y sé que no sé besar sin enamorarme. Que no sé acariciar sin pasión.

Sabía y sé que no sé hacer el amor sin amor. Que no se despertarme sin haber amado hasta la extenuación.

Sabía y sé que no sé amar poco a poco.

Sabía y sé que lo daría todo. Todo, esa noche.

Es bonito así.

Todo en una noche. Pero… ¿y… Que queda entonces para la siguiente noche?… Todo… Todo otra vez.

Así debería ser siempre. Todo cada vez. Amar sin medida. Amar hoy como si no hubiera mañana.
Nunca podré amar menos hoy, pensando que ya lo compensaré mañana. Lo he intentado. Pero no funciona. Yo, al menos yo…. No se subir, bajando.
Arranque el coche y puse el contador a cero. Nunca había hecho tantos kilómetros para conocer una mirada, una sonrisa,…unas caricias.
Pasaba el tiempo y la distancia se hacía pequeña y los nervios, grandes…. Ufffff… No podía olvidarme de su nombre…. ¿Cómo se llamaba?…. Vaya!!! Recordaba su pseudónimo en el chat. El nick creo que lo llaman. Pero su verdadero nombre…. Ay Dios mío….
Por fin llegué… Aparque mi nave espacial en tan sólo quince o veinte maniobras y apague el motor. Ahora era a ella a quien quería encender.
Caminé tan solo unos pasos, mientras revisaba que lo llevaba todo.

Todo,…, incluso el corazón, aunque quería salirse de mi pecho.

Caminé tan solo unos pasos….

Y allí estaba ella…. Fascinándome con sus ojos, que la brillaron cuando le dije…

Bueno,…, lo que le dije,… Mejor queda, entre ella y yo.

 

 

Podía haber sido verdad y de hecho lo fue, aunque me lo esté inventando

 

No sé que tendrán los bivalvos que me gustan tanto…!!!

Solo mirarlos ya es un placer.

Calentarlos con diferentes técnicas y ver cómo van abriéndose mientras sueltan ese juguito tan rico. Ver cómo quedan indefensos mientras parecen ir diciendo… Cómeme!!! Uhmmm… Me encanta!

Quería ir a un restaurante que me había recomendado Iñaki.

Iñaki es un tío de esos que te encuentras una o dos veces en la vida. No sé de dónde saca el tiempo para saber tanto de tantas cosas.

No… No es el típico pedante que se cree que sabe más que nadie.

Iñaki sabe, de verdad. Y no presume de ello. Te lo cuenta con total naturalidad.

Iñaki siempre está dispuesto a echar una mano. Si necesito algo, me lo da, y si no lo tiene, lo busca. Iñaki es cojonudo, como Iñaki, no hay ninguno.!!!
En qué estábamos… Ah si…. El restaurante… Pues bien, no sé cómo ni porque olvidé reservar mesa en el sitio que nos recomendó (pendiente queda)  y tuvimos que improvisar otro sitio en una calle paralela. Un restaurante ubicado en el Barrio de Salamanca de Madrid. Uno de los barrios más caros y elitistas de la ciudad, pero el resultado fue un poco agridulce.

Entramos en el local y vimos que todas las mesas estaban vacías. Tras decir a la camarera que teníamos una reserva, nos dijo con una sonrisa que pasáramos al fondo. Atravesamos la hilera de mesas vacías y llegamos a un pasillo desde el que pudimos ver en lontananza un pequeño salón con tres Mesas. En una de ellas, dos parejas estaban cenando.

 Al menos no éramos los únicos. Todo un alivio.

Pedimos caldo gallego para empezar porque habíamos pasado mucho frío pateando la ciudad esa tarde…. Pero… Horror!!! No quedaba caldo gallego. Mire la carta para cerciorarme. Y si… En la carta ponía «Pulpería Vilalua, Pulpeira Galega», pero no tenían caldo gallego.

Pedimos mejillones para entrar en calor y dos Albariños para entrar más aún en calor.

Los mejillones a la gallega estaban riquísimos. Eran grandes y jugosos.

Dimos buena cuenta de ellos en un momento.

 Justo el tiempo necesario para que llegaran las zamburiñas con sus bonitas conchas y corales. Muy ricas también.

Aunque algunas aún conservaban un poco de arena. Y eso, claro está, le resta valor y sabor al plato.

 Después llegaron las navajas. Y es que la noche iba de bivalvos.

Las navajas aún conservaban un sabor a mar muy sensual, incluso erótico pese a estar demasiado hechas. Lo que significaba que había buen producto y mal cocinero.

 Por último llego la ensalada de pulpo con salsa salvaje. Volví a mirar la carta. «Pulpeira Galega». Si. Eso ponía.

Menos mal que mi preciosa anfitriona y un servidor, nos llevamos bien y no nos peleamos por el pulpo. Sobre el abundante tomate había Cinco trocitos de pulpo. Es decir, que con un tentáculo preparan seis o siete ensaladas.

 Claro… Seguíamos con hambre, así que pedimos Lacón Asado. El lacón no es un bivalvo pero me iba a dar energía para la bonita noche que se presentaba. Pero… No les quedaba lacón.

Le preguntamos al camarero si le quedaba café y tuvimos suerte. Había café.

Pedimos la cuenta, que pagó ella tras insistir varias veces. La verdad…!!! Me daba rabia que pagará 44€ por lo que nos habían puesto sobre la mesa. Pero quise complacerla respetando sus deseos.

Esa noche tendría que darle unos besos adicionales, pero total…. Me encanta hacerlo.

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Pulpería Vilalua 2
Calle Jorge Juan 71, Madrid.

44€ dos personas.
Casi Gatillazo.

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